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Nuevo diccionario fallero
Puede que ya sepáis lo que es la MASCLETÀ, la CREMÀ, la PLANTÀ o la CRIDÀ (cuando lo de Rita y el «caloret»). Pero, ¿sabes qué es la EMPERIFOLLÀ, la INSULTÀ o la ESCAMPÀ? Se acercan las Fallas y es hora de actualizar el glosario de términos falleros.
Como todos sabéis, LA DESPERTÀ consiste en lanzar petardos a las ocho de la mañana, u otra hora poco razonable para detonar explosivos, mientras los vecinos están todavía en la fase profunda de su sueño.
Por ello no es de extrañar que de inmediato se celebre LA INSULTÀ, o el acto en el que el vecino se asoma desde su balcón para cagarse en el saco de mierda que ha lanzado el puto masclet del quince a escasos metros de su casa.
También sabréis que LA CREMÀ es el tradicional momento que pone fin a la festividad fallera con la quema de los numerosos monumentos repartidos por la ciudad.
No tan conocida es LA CONTAMINÀ, o el envío a la capa de ozono de todo el humo negro procedente de la quema de dichas figuras. ¡Chúpate esa medioambiente!
LA CAGALERÀ: Acción que se celebra entre dos contenedores o en un callejón tras comer buñuelos procedentes de churrerías que no cambian el aceite de freír en todo el mes.
LA EMPODERÀ: Momento en el que la Policía Local cede el control de la ciudad a los falleros.
LA MANCÀ: Primera separación de la temporada de los dedos de la mano de algún inútil tras la explosión de un petardo.
LA ESCAMPÀ: Trayecto desde Valencia a cualquier otra parte del planeta realizado por vecinos valencianos y valencianas en plena semana fallera.
LA VOLTEJÀ: Tradicional paseo en coche intentando llegar a casa o al trabajo sorteando todas las calles cortadas tras la instalación de casales y monumentos falleros.
LA ETILICÀ: Tradicional visita a urgencias tras excesiva ingesta de cassalla.
LA LLORICÀ: Extraña posesión plañidera que experimentan las falleras y los falleros en el momento en el que se encuentran con la imagen de la Virgen de los Desamparados.
LA ASFIXIÀ: Obstrucción de las vías respiratorias producida al introducirse en el centro de la Mascletà de cualquier domingo.
LA REGUERÀ: Lluvias torrenciales en plena semana fallera. Todo a tomar por culo. Repartiendo alegrías y lamentos a partes iguales.
LA TRAUMÀ: El movidón psicológico que va a pillar tu mascota cuando oiga cada cinco segundos una explosión en la calle.
LA PUDORÀ: Momento en el que Valencia comienza a adquirir una olor a orina, vómito y pólvora.
LA EMPERIFOLLÀ: Arreglarse como si te fueras a la discoteca, pero a mediodía para ir a la Mascletà
LA REPLEGÀ (Aviso a los no valencianos: ESTA EXISTE AUNQUE PAREZCA MENTIRA): Recorrido que realizan los falleros y falleras, casa por casa, pidiendo dinero a los vecinos para financiar sus borracheras y fiestas y así no dejarles pegar ojo ni una sola noche.
«Al caloret de las Fallas». El mejor eslógan turístico de Valencia.
Los valencianos tenemos una forma de llamar a esos días de invierno en los que a mediodía hace un sol que te torras. Solemos decir que hace «día de Fallas» cuando, a pesar de estar en la estación más fría del año, podemos acabar almorzando en cualquier terraza del centro en manga corta. No importa que todavía no estemos en los días festivos de Valencia, ni siquiera en marzo… Si hace sol, calor, pero no toca, entonces hace «día de Fallas». Pero, ¿qué es lo que convierte un día cualquiera en un «día de Fallas»? ¿El solecito? ¿El clima? ¿El calor?. No exactamente. Hace unos días la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ideó la palabra clave que define a la perfección el elemento base de cualquier «día de Fallas»: EL CALORET.
Inconscientemente, durante años andábamos buscando una palabra que definiera ese calor «que no viene a cuento», ese factor que convierte los días en «días de Fallas», ese «que a gusto se está en Valencia», ese calor que no te ahoga como en verano. Y Rita ha dado en el clavo. Aquí lo tenéis, valencianas y valencianos (valensianas y valensianos), para todos vosotros, para «tot lo món», El CALORET.
Lo presentó como se presentan las grandes campañas de publicidad. A lo Steve Jobs. Durante el día de la Cridà (el evento que inicia oficialmente la temporada fallera), ante cientos de personas, en pleno centro de la ciudad y con varios focos alumbrándola. Breve, concisa, impecable. Repitió el nuevo concepto tantas veces como era necesario. AL CALORET DE L’HIVERN. AL CALORET DEL VERANO. AL CALORET DE LES FALLES.
Bien, su dominio de la lengua valenciana no estuvo a la altura de una alcaldesa, por supuesto. La Escola Valenciana ya ha ofrecido su ayuda a Rita para preparar sus discursos y que no vuelva a tener un desliz de este calibre. Las críticas no tardaron en hacerse públicas a través de las redes sociales y la alcaldesa acabó pidiendo disculpas porque, por lo visto, «se quedó en blanco» (y en botella).
Muchos comentan que sus errores y el ridículo discurso se debió a su evidente embriaguez, y no seré yo el que lo confirme y se meta en un lío. Pero, pasados unos pocos días, tras las críticas, la vergüenza y los abucheos, lo que queda es EL MEJOR PUTO ESLÓGAN TURÍSTICO DE TODA LA HISTORIA DE VALENCIA.
«AL CALORET DE LAS FALLAS»
Tres días seguidos coronando la lista de Trending Topic en Twitter. Apariciones en todos los medios de comunicación. ¡TAZAS Y CAMISETAS EN LAS TIENDAS DE SOUVENIRS! Cánticos populares valencianos adaptados, «La manta al coll i al caloreeeeet». Lo que Rita involuntariamente consiguió fue crear un lema que probablemente perdurará durante varios años y que define el incomparable escenario que envuelve a la fiesta fallera.
Lo hizo pasándose literalmente por el forro la lengua oficial de su ciudad, pero ¿realmente eso le importa a los turistas? ¿Se escandalizan en Madrid porque la alcaldesa de Valencia no sepa valenciano? ¿Compensa el impacto mediático este ridículo? A los valencianos sí nos duele, claro. Nos da vergüenza, y no ajena (bueno, no a todos). Pero ¿qué más da? ¿Acaso esto es lo más grave que hemos visto hacer a nuestra alcaldesa? La defensa es fácil: ¡AL MENOS HA CREADO UN ESLÓGAN! ¡SE HA SACRIFICADO POR EL BIEN DEL TURISMO DE LA CIUDAD! ¡VIVA RITA!
Así es queridos lectores. Muy probablemente, dentro de un par de décadas, CALORET acabe incluido en la Academia Valenciana de la Llengua para definir ese «calor inesperado de Valencia característico de la temporada fallera».
Jodéos publicistas, Rita lo ha conseguido antes que vosotros.
Motivos por los que YO debería ser fallera mayor
¡Eh! ¡Eh, chica! ¡No te vayas! Esto tiene una explicación, no es lo que parece ¡Te lo juro!
El caso es que en mi afán por hacerme con el Listo de Oro al mejor webcómic, prometí que si llegábamos a los 300 votos me dibujaría vestido de fallera. Ayer mismo rebasamos el número mágico, así que ahí va lo prometido. Para que veáis que a todo valenciano le quedan de maravilla los moños y la peineta.
Por cierto, si aún no has votado por Un respeto a la canas y tienes facebook, es solo un clic y me harás feliz en este año en el que, una vez más, no me han proclamado fallera mayor. [VOTA]
Escudos humanos
La campaña de desprestigio de las protestas contra los recortes y contra las cargas policiales en Valencia, no se ha hecho esperar. Previa y posteriormente a las mascletàs se suceden cada día desde el 1 de Marzo, breves manifestaciones dirigidas a los representantes políticos que se dan el baño de masas sobre el balcón del ayuntamiento de la capital.
Estas manifestaciones, como es obvio, no son del gusto de todos los valencianos, y algunos malintencionados, políticos los primeros, se han encargado de acusar a la masa manifestante de insultar a las falleras infantiles, de 8 o 9 años, que saludan con ilusión a los valencianos desde el balcón. La Junta Central Fallera, o las propias falleras mayores de anteriores años también se apuntan a esta respuesta con sendos comunicados, con tal de defender la integridad de SUS fiestas.
A ello, el manifestante responde:
– Fallas sí, protestas también. Que las Fallas son del pueblo, y no solo se respeta a las figuras de los falleros, sino que se les pide que se unan a la protesta, porque antes que ser falleras y falleros son valencianas y valencianos. Son ciudadanos. Que no se les insulta. Que la cosa no va con ellos, sino contra los representantes políticos que emplean como escudos humanos a las falleras para aplacar las críticas.
– Las protestas se focalizan antes y después de la mascletà porque:
El Ayuntamiento es un símbolo de la institución pública, donde se asoman algunos de los representantes políticos sobre los que caen las críticas.
Es un foco de atención idóneo para difundir la inconformidad de una parte importante del pueblo hacia los que les rodean y de cara a los medios.
Porque la calle ya está cortada, y eso que se adelanta.
Porque es un evento popular, que disfrutamos todos, que aplaudimos todos, y por eso, no debemos dejar que el sonido de los petardos silencie todo lo que ocurrió semanas anteriores o la irregular gestión económica del gobierno de la Comunidad Valenciana.
Porque desgraciadamente la fiesta valenciana está más que politizada, y eso hay que recordarlo. Que no es la fiesta de Rita, que es la fiesta de Valencia.
– Porque YO amo más esta ciudad que TÚ. Y por eso YO me manifiesto, y TÚ te ofendes.
Detrás de las mascletàs
No ha comenzado la semana de Fallas en Valencia, pero desde el primer día de marzo, en la capital del Turia ya gozamos de las ansiadas mascletàs. Ansiadas sobre todo por el Partido Popular que ya contaba los días para que el estruendoso evento diario eclipsara el no menos ruidoso escándalo producido por las cargas policiales contra estudiantes hace unas semanas o la clamorosa indignación por los recortes en los servicios más básicos. Ahora los responsables intentan tomarse un respiro mientras la ciudadanía mira a otro lado, concretamente al cielo, donde los petardos se evaporan uno tras otro como los millones de las arcas públicas durante años de gobierno popular en la Comunidad Valenciana.
Afortunadamente los valencianos sabemos diferenciar nuestra querida fiesta popular (popular en el buen sentido, por mucho que intente apropiarse de ellas el PP) de nuestro derecho a exigir un servicio político decente. Y como precisamente las fiestas son del pueblo, no hay escenario más idóneo para recordar que la indignación del mismo continúa, que la propia festividad. Fallas sí, protesta también. Una cosa no quita la otra, por mucho que diga la ofendida fallera mayor (ni siquiera me plantéo si esto se escribe con mayúsculas) de turno, que considera inapropiado tener que soportar las manifestaciones de su pueblo durante sus días de reinado y gloria moviéndo la mano como un autómata sobre el balcón del Ayuntamiento.
Para el que no se haya enterado, le pongo al día. Cinco minutos antes de que comience cada mascletà, diariamente, frente al balcón del Ayuntamiento donde se asoma la alcaldesa Rita Barberá, la Ffallera Mmayor y todo un elenco de concejales, familiares y otros enchufados, un grupo de ciudadanos no cesa en sus protestas armados con libros para recordarles lo que no deben olvidar con el sonido de los petardos. Durante la mascletà, silencio. Todos los asistentes, incluso los que aprovechan la aparición de ciertos representantes de la clase política para enviar su discordante mensaje, disfrutan del sonoro espectáculo y del olor a pólvora. Al terminar, ovación a uno de los verdaderos protagonistas de la fiesta: el pirotécnico de turno. Una vez terminada la mascletà, la protesta continúa. Libros y pancartas en alto y el grupo se va haciendo cada vez más grande conforme se hace espacio frente al balcón. «Menos corrupción. Más educación». [#Intifalla]
Yo me pasé por la mascletà del sábado (la del vídeo… a ver si encuentras al canoso) con mi volumen de El Padrino en la mano. Los fines de semana es todo un espectáculo. Diría que es lo más parecido a una posible convención internacional de chonis y canis, que sumado a la fiebre de la «cerveza fría un euro» convierte el escenario en una bomba de relojería. Pero afortunadamente no pasó nada. Todo según el plan. Aplausos para el pirotécnico y gritos contra el balcón. Rita no asistió y a las falleras parece que se les acaba la paciencia. Una chiquilla asomada al balcón nos mandaba callar. Tendría quince años y probablemente sería la hija de algún concejal popular. Nos miraba sonriendo mientras hacía gestos con su brazo atizando invisibles porrazos. Encantadora.
Después de ese día las falleras han publicado un comunicado, ofendidas por recibir insultos de la masa manifestante. No, queridas, no se os ofende. Os sentís ofendidas. En cualquier caso estas princesas del Mediterráneo no gozan de mi particular afecto. No concibo como representante de una fiesta popular a aquella cuyos padres le han comprado a golpe de talonario el cargo. Sí, precisamente ese es uno de los momentos más horteras y ridículos de la festividad valenciana, el momento televisado en el que la alcaldesa llama por teléfono a casa (de los padres) de la futura fallera mayor para comunicarle su elección, o, mejor dicho, para decirle que sus padres han sido los que más han pagado para que goce del privilegio. La verdad, no le veo el mérito, pero seguro que otros muchos valencianos sí. Y lo respeto. Aunque me cago en ello.
De hecho nunca entenderé por qué la fallera mayor saluda a la gente desde el balcón, si no las conoce. Es un rollo medieval que me chirría. El pueblo dejándose el cuello para vitorear a una joven cuyo nombre ni conocen, y se saludan como si fueran vecinos, ¡y ni mucho menos!
Aprovecho para recordar que, además, al terminar las fallas el Ayuntamiento les regala a ella y a la corte de honor (que es como el grupo de amigos pobres) un crucero. Así, por la cara y por el esfuerzo que requiere mantener esa impecable sonrisa durante casi un mes. Y no hablemos de ese mecánico movimiento de mano al saludar.
Queridas falleras, no os quejéis que que un grupo de manifestantes politicen las Fallas, porque hace muchos años y muchos gin tonics desde que las Fallas se politizaron.
Que bote Rita… y se caiga del balcón.
Senyor pirotècnic
El humo negro de Perdidos
Las Fallas* (que tampoco es que sean mi perdición) me han mantenido un tanto desconectado del blog, y por ese motivo la siguiente viñeta va dedicada a dichas fiestas, concretamente a su último día, el de la medioambientalmente concienciada Cremà…
* Esas fiestas donde te sientes turista en tu propio barrio, donde los platos de pseudopaella valen 9.50 € de la noche a la mañana, donde esté o no la calle cortada la gente pasea por la calzada, donde no hay nada más divertido y emocionante que quemar monumentos de 600.000 €, donde ir a ver la mascletá es gratis pero te cuesta dinero cuando sales de allí sin cartera, donde George Lucas se inspira para la nueva saga de Indy «En busca de la plaza de aparcamiento», donde tirar petardos del quince a las 3 de la mañana es más divertido que hacerlo cuando la gente ya no duerme, donde los valencianos recibimos con entusiasmo a los turistas pero si no eres fallero de ESA falla no entras en ESE casal, donde los WC portátiles deben tener escapes porque las calles huelen a mierda orina, donde a cualquier cosa aceitosa con sabor a frito se le llama buñuelo, donde Darth Vader lo tendría chungo para encontrar a la Princesa Leia… Vamos, Las Fallas…