Illo, illo, illo… Pinganillo

Atrás quedaron esas pequeñas obras de arte minúsculo con denominación cárnica… «Chuletas» que tras dos horas de exhaustiva elaboración acabábamos dándonos cuenta, con feliz frustracíón, que habíamos memorizado todo lo que había escrito en el pequeño trozo de papel… Se acabó el apuntarse sobre la mesa las declinaciones de Latín; grabar en un boli BIC fórmulas químicas; guardarse papelitos en el reverso de la ropa o bajo el camal del pantalón corto; tatuarse; tener que soportar como tu «compañero» obstaculiza con su brazo la visión de su examen; escuchar tras de ti como alquien, al son del «chss-chss«, pide desesperadamente ayuda… se acabó el dar golpecitos en el hombro… Ha llegado… el pinganillo.

    • Ras

      Querida Esperransa…

      Por 350 pavos te enseño yo la lección o me hago pasar por ti para aprobar con nota ese examen.

      Sobre el uso de pinganillos… ya leiste la viñeta y sus inconvenientes 🙂 Cuando en un aula reina el silencio es probable que se escuche la voz al otro lado del aparato.

      Suerte!

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